El libro titulado “HAPPYCRACIA: ¿Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas?”, de Edgar Cabanas y Eva Illouz fue publicado en el año de 2019. Esta obra explora el concepto de la felicidad como un bien comercial y las consecuencias de su producción en masa, además, examina el papel de la psicología positiva, los libros de autoayuda y la industria del bienestar en la definición y la búsqueda de la felicidad.
Cabanas y Illouz argumentan que el estudio
científico de la felicidad, conocido como psicología positiva, ha sido cooptado
por la industria de autoayuda y convertido en un bien comercial. Los autores
sugieren que la ciencia de la felicidad se ha reducido a un conjunto de pasos
simples y prescriptivos, a menudo presentados en forma de libros de autoayuda y
productos de bienestar. Estos pasos, argumentan, crean una sensación de
responsabilidad personal por la felicidad, lo que puede conducir a sentimientos
de culpa y de inadecuación cuando las personas no pueden alcanzar el nivel
deseado de felicidad.
Los autores también examinan el papel de la
industria del bienestar en la promoción de la idea de la felicidad como un bien
comercial. Argumentan que la industria ha creado un mercado para la felicidad,
con una amplia gama de productos y servicios diseñados para ayudar a las
personas a alcanzar la felicidad. Estos productos y servicios, sugieren, a
menudo se comercializan como soluciones rápidas y pueden crear una sensación de
dependencia de la industria.
Cabanas y Illouz argumentan que la
comercialización de la felicidad ha llevado a una serie de consecuencias
negativas. Sugieren que el énfasis en la responsabilidad personal por la
felicidad puede conducir a una falta de empatía y falta de preocupación por la
desigualdad social y económica. También argumentan que el enfoque de la
industria del bienestar en soluciones individuales puede distraer de la
necesidad de cambios sistémicos.
En conclusión, el libro es reflexivo y bien
documentado sobre la ciencia y la industria de la felicidad. Los autores
presentan un argumento convincente de que la comercialización de la felicidad
ha llevado a una serie de consecuencias negativas, incluyendo una falta de
empatía y falta de preocupación por la desigualdad social y económica.
Argumentan que una comprensión más matizada de la felicidad, una que reconozca
el papel de los factores sociales y económicos, es necesaria para una sociedad
verdaderamente feliz.
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